Tenía el
corazón exaltado. Notaba que de un momento a otro saldría de mi pecho. Posó mi
espalda sobre la rígida pared del baño poniéndose él delante para que le
pudiera ver y no estuviera tan asustada. Al verme, me tranquilicé un poco y
quitó la mano de mis labios.
Yo: ¿¡Pero
estás loco, Cameron!?
Cameron: Sh,
baja la voz. Y no, no estoy loco.
Yo:
Entonces, ¿Qué diablos quieres? ¿Reírte de mí? ¿O quizás reprocharme algo?
Cameron: ¿Qué
dices? ¿Luego soy yo el loco?
Yo: Sé que
fuisteis Stella y tú quienes me siguieron hasta casa.
Cameron: Lo
sé, joder. Lo sé. – Se frotó las manos por el pelo con nerviosismo. – Pero yo
no quería que pasara esto, ¿entiendes?
Yo: No, no
lo entiendo.
Cameron:
Vale que te seguimos hasta casa pero no era para descubrir que vivías ahí… ¡Lo
juro!
Yo:
¿Entonces para qué? – Dije sin creérmelo.
Cameron: Fue
porque estaba celoso, ¿vale? ¡Estaba celoso! Pensé… pensé que Danny y tú
teníais algo porque siempre cuando os decíamos de quedar no podíais ninguno de
los dos y… -Suspiró. – Stella me comió la cabeza aún más con el tema.
Yo: ¿Ah, sí?
¿Y cómo es que después me humilló delante de todo el mundo?
Cameron: Yo
le dije que no lo hiciera. Cuando descubrimos que vivías ahí la dije que no se
lo dijera a nadie, que tenías tus motivos para no habérnoslo dicho. Pero por lo
que se ve… no me hizo caso. Por eso ayer os mirando con incredulidad. No me
podía creer que lo hubiese hecho después de prometerme que no lo haría.
Negué con la
cabeza y avancé unos pasos hacia él quedándome a centímetros de su cara.
Yo: No me
creo nada. – Dije pausadamente. – Seguro que esto es otro de los trucos de
Stella para volver a humillarme.
Di media
vuelta y puse la mano en el pomo de la puerta para salir.
Cameron:
¿Qué quieres que haga para que me creas?
Yo: Nada.
Dicho esto,
abrí la puerta y salí. Cuando pasé por el patio, otra vez todo el mundo de
miraba. Vi a lo lejos a Vicky saludándome y haciendo un gesto con la mano para
que fuese. Y eso me dispuse a hacer. Noté como Cameron salía del baño y se
dirigía al campo de fútbol junto a Danny. Pero algo le detuvo.
Stella
estaba medio escondida en una de las columnas para que cuando pasara, me
hiciera la zancadilla y me callera al suelo de bruces. Todo el mundo me miró y
se empezó a reír a pleno pulmón. Ahora sí que absolutamente todo el mundo me
miraba.
Me levanté a
duras penas y miré mi rodilla. Me escocía mucho y estaba sangrando. Stella era
la que más se reía. Cameron vino corriendo hacia mí para ayudar a levantarme.
Me agarró del brazo e hizo algo de fuerza para que me pusiera otra vez en pie.
Cameron:
¿Estás bien?
Stella: ¿Se
puede saber qué coño haces, Cameron? – Le dijo mirándole asombrada.
Cameron: No,
¿Se puede saber qué demonios haces tú? ¿Quién te ha dado derecho de hacerle
esto? ¿Eh? – Dijo muy enfadado.
Stella:
¿Desde cuándo te preocupas por ella? Además de mentirosa, es pobre. No sé qué
haces ayudándole a levantarse del suelo. Es ahí donde tiene que estar.
Al parecer,
Danny estaba a escasos metros de nosotros escuchando todo. Al oír eso, se puso
en frente de Cameron y me mí, frente a frente con Stella.
Danny:
¿Puedes repetir eso?
Stella: ¿El
qué? ¿Qué es pobre y merece estar en el suelo como la mierda?
Danny sonrió
falsamente.
Danny:
Stella, cariño. – Posó su mano en su mejilla.
Ella sonrió
y acarició dicha mano.
Stella:
Dime, amor.
Se puso
serio.
Danny: Hemos
terminado.
Stella abrió
tanto la boca que podía caber ahí dentro un loro. Intentamos aguantarnos la
risa pero Cameron no pudo y explotó.
Stella: No me
puedo creer que también te vayas a poner de su parte.
Danny: No es
sólo que me ponga de su parte, que sí. Si no que no vas a querer estar con
alguien tan ‘’pobre’’ como ella. ¿Sabes por qué? Porque yo vivo a su lado.
Dicho esto,
Stella estiró el cuello hacia arriba y salió con la nariz bien alta para que nadie viera que había perdido. Que
lo había hecho.
Abracé a
Cameron fuertemente susurrándole un ‘’gracias’’ al oído y después hice lo mismo
con Danny.
Cameron:
Vamos hasta la enfermaría para que te desinfecten eso.
Danny: Yo
tengo que hacer unas cosas… Nos vemos en tu casa, ¿vale?
Yo: Vale. –
Le sonreí y se fue.
Cameron me
acompañó hasta la enfermería donde allí me desinfectaron la herida y me
pusieron una tirita. Él me observada desde el marco de la puerta apoyado
levemente con el hombro izquierdo mientras tenía los brazos cruzados. De vez en
cuando se reía de las caras que ponía por el escozor que me estaba causando.
Cuando la
enfermera terminó, de un salto caí al suelo y fui donde Cameron. Desapoyó el
hombro del marco de la puerta para estirar el brazo hacia mí para que le
cogiese la mano y me acercase a él de un tirón, cuyo gesto me hizo chocar
contra su pecho.
Cameron:
¿Estás mejor? – Me susurró al oído.
Yo: Mucho
mejor. – Contesté en el mismo tono.
Nos
separamos y me di la vuelta para dar
gracias a la enfermera, quien estaba mirándonos con una tierna sonrisa en la
cara.
Yo: Gracias.
– La dije y ella asintió amablemente.
Salimos de
ahí y fuimos al patio, pero no nos quedamos por mucho tiempo, ya que el timbré
sonó poniéndolo fin y dando comienzo a las dos últimas horas de clase. Ambas
pasaron volando, pues una era Informática y otra educación física. En esta
última no hice nada puesto que puse al profesor la escusa de que me dolía la
rodilla de la caída que tuve anteriormente. Al menos, Stella no me volvió a
atormentar durante el resto del día.
La ansiada
hora llegó. Las clases se finalizaron por hoy. A la salida Vicky me estaba
esperando con dos personas más que conocía de simple vista.
Vicky: Hola,
Taylor. Te quiero presentar a dos amigos.
Yo: Claro. –
Dije sonriendo.
Vicky: Estos
son Carrie. – Iba a mi clase pero nunca tuve el placer de hablar con ella. – y
Tom, su hermano. – Le vi un par de veces por el recreo.
Yo:
Encantada. – Dije dándolos un abrazo a cada uno.
Tom:
Igualmente.
En ese
momento alguien me agarró por detrás levantándome al aire para que segundos
después, me volviese a posar en el firme y seguro suelo. Miré hacia atrás y dos
cabecitas, una morena y otra rubia, me estaban sonriendo. Danny y Cameron.
Danny: Hola,
bichos. – Dijo mirándonos a Vicky a mí.
Yo: Hola,
chicos. – Pude ver como Carrie y Tom estaban muy, pero que muy vergonzosos.
Cameron:
Esto… espero no molestar. – Dijo mirando a Vicky, Carrie y su hermano.
Vicky: Eh,
tranqui. Después de lo que le has dicho a Stella, puedes venir cuando quieras.
Danny:
¡Vicky!
Vicky: Y tú
también, hermanito. Estoy orgullosa de ti. – Dijo abrazándole.
Yo: Esto…
¿Conocéis a Tom y a Carrie? – Dije intentado que los dos no estuviesen
excluidos.
Cameron: A
Carrie sí. Vamos, tendría que estar muy ciego para no verla sentándose en
frente de mí en clase. Es más, siempre enrollo mi lápiz con su pelo cuando me
aburro, mola mucho. Lo tiene todo rizado, es guay. Haha. – Dijo sonriendo.
Vicky: Pues
este es Tom, su hermano.
Cameron: Te
he visto en algunos que otros partidos de fútbol, que a juzgar por su cara, no
te gustan mucho, ¿no es así?
Tom: La
verdad es que no, voy por dos amigos especialmente. – Sonrió dejándose ver su
hoyuelo.
Yo: Bueno,
siento interrumpir, pero mis tripas empiezas a rugir. Me voy a casa. ¿Venís,
chicos?
Danny: Sí,
vamos.
Yo: Cameron,
te veo mañana.
Cameron:
Claro, princesa. – Me giñó un ojo.
Nos pusimos
a andar por hasta llegar a casa.