Pasaron al
interior de mi cuarto y los dos se sentaron el mí mullida cama.
Danny: Bien,
ya estamos en tu cuarto. Ahora, explícame todo.- Parecía enfadado. Más bien
decepcionado.
Yo: Vale.-
Respiré hondo. – He mentido tanto porque… porque me daba miedo ir a un colegio
con ese estatus y la gente me echara en cara que no era tan rica como ellos.
Danny: Ah,
muy bien… - Dijo irónicamente. – Taylor, te veía con otros ojos. Tú para mí
eras diferente.
Yo: Danny,
de verdad que lo soy. Yo no soy como ellas.
Vicky: Tiene
razón, Danny. A mí también me chocó mucho cuando me enteré y me explicó todo…
Pero dala una oportunidad.
Negó con la
cabeza a la vez que se mordía el labio inferior mientras mirada al suelo.
Danny: Me lo
tendré que pensar. – Me miró intensamente para que después me levantase de la
cama y saliese de mi habitación. Probablemente a su casa.
Vicky
también se levantó de la cama para venir a mí y darme un tierno abrazo.
Vicky: Me
voy a mi casa que tengo muchísima hambre. Si necesitas algo, me llamas ¿vale?
Asentí y
después ella también se fue. Caí rendida sobre la cama, mirando al techo. Pensando
en lo que acaba de pasar y las consecuencias que tendría.
POV Danny.
Salí de la
habitación de Taylor, si es que ese era su verdadero nombre. La rabia de
corroía, me comía por dentro. No podía imaginar cómo nos tenía engañados a
todos. Di un portazo al entrar en mi
casa. Mi madre no estaba y mi padre mucho menos, estaría trabajando, como
siempre. Entré en la cocina y di un
porrazo a la encimara para después posar ambas manos sobre ella negando con la
cabeza. Oí como la puerta de casa se volvía a abrir. Vicky entró en la cocina y
me vio así, furioso.
Vicky:
Danny… ¿Estás bien?
Yo:
Perfectamente, me encanta que me engañen y me mientan, ¿sabes?
Vicky: Por
eso mismo no quise decírtelo.
Yo: Claro, y
es mejor ocultármelo, ¿no?
Vicky:
Danny, no es para ponerse así, ¿Vale?
Yo: ¿Qué no
lo es? A ti también te ha mentido, no sé como sigues con ella.
Vicky:
Porque es una buena persona. Sé que no hizo lo correcto al engañarnos, pero es
humana y tiene derecho a equivocarse, igual que tú.
Yo: ¿Igual
que yo? Perdona, pero yo no he engañado a nadie.
Vicky: ¿A
no? ¿Estás seguro de eso?
Negué con la
cabeza mirando el suelo.
Yo: Lo mío
es diferente.
Vicky: ¿Qué
ves de diferente en engañar a Stella y al todo el colegio que no vives aquí y
que eres rico como ellos?
Yo: Sabes
que lo hago por una razón.
Vicky: Lo
sé, Danny, lo sé. Pero no la juzgues si tú estás haciendo lo mismo.
Yo: Déjalo,
¿Vale? Tú no lo entiendes.
Vicky: ¿El
qué no entiendo?
Yo: Nada…
Vicky:
Danny. – Dijo cortante.
Yo: Es que
no lo sé, Vicky. Me ha dolido que me engañase de esa forma. Creía que era
diferente a todas esas pijas sin neuronas del colegio.
Vicky: Y lo
es. Ahora solo tienes que dar el paso y confiar en ella. Te mostrará que estás
equivocado con ella, que ella no es como las otras.
Yo: ¿Y cómo
sabes eso?
Vicky: Ah. –
Dijo levantando los hombros y las manos a la vez.- Eso lo tienes que descubrir
tú solito.
Dicho esto,
empezó a sacar comida de las estanterías para hacernos la comida.
Mientras
comíamos, no tocamos el tema. No tocamos el tema más durante todo el día.
Nuestra relación de hermano seguía igual que siempre. Haciendo el tonto en
cuanto podíamos y siempre tomando nuestras bromas que nos hacíamos mutuamente
bien. El interrogante era cómo sería ahora mi relación con Taylor. No sé si
debería olvidar y como dice mi hermana conocerla, o evitarle y no volverle a
hablar más. Aun que la segunda opción se me haría más dura de cumplir. Y mi
pregunta era: ¿Por qué?
El resto del
día lo pasé viendo la televisión. Pasaba de hacer los deberes; no servían para
nada. Bueno, en realidad sí: desperdiciar el tiempo.
Empezaba a
anochecer y subí a mi habitación a escuchar música. Fui hacia la estantería en
la cual encontré aparte de disco de Bruce, un calzoncillo que no encontraba
hacía un par de semanas. Lo tiré al cesto de la ropa sucia y después cogí un CD
de Bruce y lo puse en mi mini cadena de música. Su voz inundó mi habitación
cuando Born in the U.S.A comenzó a sonar.
Salí al
balcón para simplemente tomar el aire pero no me di cuenta que Taylor también
estaba en su balcón, que hacía frente con el mío, mirando las estrellas de esta
noche. Bajó la mirada del cielo cuando me vio. Y me miró con tristeza. No sabía
si debía decirle algo, tal vez no era lo más apropiado ahora, o tal vez sí. Se
dio media vuelta y cuando iba a entrar en el interior de su cuarto, hablé.
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