sábado, 28 de enero de 2012

Capítulo 5.



Al dar la vuelta a la esquina, vimos a Danny apoyado en la pared mirándonos con incertidumbre. Tragué saliva sonoramente y miré a Vicky con el miedo reflejado en mis ojos; ella me miraba igual. No sabíamos cómo reaccionar ni que decir en ese momento, por lo que Danny rompió el silencio.

Danny: Te dije que lo averiguaría. – Dijo negando con la cabeza a la vez que me miraba con… ¿incredulidad? ¿Con reproche?
Vicky: Danny…

Yo seguía como piedra, como una estatua. Ahora mismo se podía posar una paloma sobre mí de tal manera que lo parecía.

Danny: Pensé que eras diferente, Taylor.
Yo: Y… – Logré articular.- Y lo soy, Danny.
Vicky: Danny, escúchame. Llegamos tarde…. ¿Por qué no te lo explicamos mejor en casa al salir del colegio?
Yo: Por favor. – Le supliqué.
Danny: Está bien.

Notaba la decepción en sus ojos. Mi cara reflejaba una triste sonrisa. Se dio media vuelta y comenzó a andar a paso rápido.

Vicky posó su mano en mi hombro derecho mientras caminábamos.

Vicky: Lo siento… - Dijo arrepentida de verdad; lo noté en como pronunció esas palabras.
Yo: No lo sientas. Ha sido culpa mía por no decir desde un principio quien soy en realidad.
Vicky: Pero te he fallado. No pretendía que mi hermano se enterase… y menos de esa forma. Ayer me pilló cuando entré a casa y empezó a sospechar algo.
Yo: Da igual… - Miré al reloj.- ¡Mierda, Vicky!
Vicky: ¿Qué pasa?
Yo: ¡Queda un minuto para que toque y ahora tenemos literatura con la Margaret!
Vicky: ¡Corre!

Empezamos a correr de forma un tanto patética, pues cuando lo haces con la mochila en la espalda, pareces un gorila. Entramos en la clase justo en el momento en el que Margaret, la profesora más amargada del colegio iba a cerrar la puerta delante de nuestras narices.

Margaret: A ver si la próxima vez nos despertamos un poco más pronto.
Vicky: Sí, señora Margaret.
Margaret: Al sitio.

Vicky y yo nos sentamos en los único sitios libre que quedaban en la clase. Al lado de la pared una detrás de otra. Sacamos los libros y la profesora empezó a explicar el tema uno. Cuando la clase acabó, posé la espalda sobre la fría y rígida pared de azulejo amarillento que decoraba la clase y giré un poco la cabeza para visualizar toda la clase. Pero me fijé más en una persona: Danny. Me miraba con el rabillo del ojo. Dudaba que quisiera hablar conmigo después de decirle toda la verdad.

Vicky: Eoooo, Taylor. ¿Sigues ahí? – Dijo dándome un ligero empujón para que dejara de emergerme en mis pensamientos.
Yo: Sí, sí. Lo siento. Estaba… estaba pensando- Dije mirando a Vicky al fin.
Vicky: Parecía que estabas en trance.
Yo: Me pasa a menudo mientras pienso en mis cosas. – Sonreí de medio lado.
Vicky: Uuh, ¿Y en quién piensas?
Yo: ¿Qué? En nadie.
Vicky: Seguro…- Dijo carcajeándose.

El profesor de historia llegó. Abrimos los libros y como todos los profesores, empiezan con su aburrida explicación sobre el tema. Aun que a mí historia no es que se me diera muy mal. Por lo que la clase se me pasó amena. El timbré tocó y Stella y compañía vinieron a mí.

Stella: Vamos, Taylor. Te quise guardar un sitio a mi lado, pero Cameron se puso.
Cameron era el co-capitán del equipo de fútbol. El capitán era Danny.

Me levanté de mi asiento y Stella me agarró por un brazo y Amanda por el otro mientras tiraban de mí hacia la puerta. Miré hacia atrás, concretamente as Vicky, pidiéndole perdón con la mirada. Sonrió levemente haciéndome ver  que no pasaba nada. En cierto modo, quería ir con ella. Y tenía curiosidad con quien estaba en los recreos, por quienes serían sus amigos.

Hannah: ¿Te apetece esta tarde venir con nosotras al centro comercial?
Yo: Pues…
Stella: Hannah, eso se lo digo yo. – Me miró.- ¿Ta apetece venir con nosotras? – Dijo sonriendo de manera tonta.

Pero qué tontería. Qué más dará quién me diga si me apetece ir con ellas o no. Una absurda sandez.

Yo: Esto… me encantaría. Pero tengo que terminar el trabajo de química con Vicky.
Stella: ¿Prefieres acabar un trabajo a ir de compras? – Dijo indignada.
Yo: No, no. Pero… es que voy mal en química y este trabajo me subirá nota si lo hago bien. Sólo eso.
Stella: Bueno, vale. Pero, ¿No te empezarás a llevar con Vicky, verdad?
Yo: No, claro que no.
Stella: Más te vale. Ella no vale la pena. Hay algo en ella que no me huele bien.
Amanda: Será su ropa, que apesta.

Las tres rieron. Yo no. Me dolía que dijeran esas cosas de Vicky. Y me hubiese encantado responderlas grotescamente, pero esta vez me callé.  

El timbré volvió a sonar como señal que el recreo se había acabado. Subí a clase y me volví a sentar en mi sitio.  

Las horas pasaron rápidas, lo necesitaba. No veía la hora de llegar a casa para poder hablar con Danny. Explicarle todo. Y que al fin, sepa toda la verdad y pueda confiar en mí.
Las dos en punto llegaron y la campana sonó provocando que todos los alumnos se levantasen de sus pupitres y saliesen como una manada de búfalos por la puerta. Yo tardé un poco más para salir de clase, pues no quería que me atropellasen. Bajé las escaleras y me dirigí directamente a la salida del colegio, donde se encontraba Vicky.

Yo: ¿Y Danny?
Vicky: Ahí.- Dijo señalando con la cabeza hacia la izquierda.

Miré hacia donde me había indicado y vi a Danny y a Stella compartiendo ADN. Desvié la mirada hacia el suelo, con tristeza. No sabía el porqué, pero me había molestado ver eso.

Vicky: Asco, ¿verdad?
Yo: Sinceramente, sí.
Vicky: Pues tengo que ver eso cada día.
Yo: ¿Desde cuándo salen?
Vicky: Hace tres meses. Pero se rumorea que Stella le ha puesto los cuernos con Ian. ¿Sabes quién es?
Yo: Sí, sí. El moreno de los ojos verdes.
Vicky: Ese mismo.
Yo: ¿Y Danny lo sabe?
Vicky: No. Lo sabe todo el colegio menos él. La guarra esa no para de hacerle putadas y él encima sigue con ella.
Yo: Es una tontería ¿no crees?
Vicky: Lo es, pero es una complicada historia. 

¿Otra vez con esa misteriosa historia? La curiosidad me estaba matando, pero opté por no peguntar nada. Cuando vieran el momento idóneo, me lo contarían, lo sabía.

Cuando Danny dejó que Stella se fuera, ya que había llegado su chófer, vino hacía nosotras.
Danny: Vamos.- Dijo seco.

La tensión se notaba en el aire. Danny iba en frente y no decía nada. Apenas se oían sus suspiros de vez en cuando. Vicky me daba algún que otro codazo en el brazo para que me pusiese al lado de Danny y le hablara, pero no me atrevía. Tal vez por el miedo a cómo reaccionaría o simplemente por timidez. Quién sabe.

Llegamos a la calle donde vivíamos. Tragué saliva sonoramente y saqué las llaves del bolsillo pequeño de mi mochila. Subí los tres escalones que había hasta llegar hasta la puerta e introduje la llave en el cerrojo. Abrí la puerta y miré hacia atrás estirando mis brazo izquierdo hacia el interior de la casa como señal de que pasaran.

Danny: ¿Y encima vives justo al lado de nosotros? Que fuerte… - Dijo negando.
Agaché la mirada.
Vicky: ¿Está tu madre en casa?
Yo: Por lo que se ve no… se habrá ido con mi padre a comer fuera.
Danny: Bueno, estoy esperando a que me digáis algo.
Yo: Vamos a mi cuarto.

Ambos asintieron y subimos las escaleras para llegar a la planta superior y así dirigirnos hasta mi habitación.

Espero que Danny se lo tome igual de bien como lo hizo Vicky. 


domingo, 22 de enero de 2012

Capítulo 4.


Cerré los ojos fuertemente y el corazón se me disparó. A penas podía respirar bien, estaba demasiado nerviosa. Me di la vuelta lentamente y miré a Vicky. Ella negaba con la cabeza a la vez que me miraba indignada.

Yo: Déjame a que te lo explique, Vicky…
Vicky: Explicarme, ¿qué? ¿Qué cómo te haces pasar por alguien que no eres? ¿Por como tienes a todos engañados?
Yo: Por favor, entra en mi casa y te lo explico…
Vicky: No, gracias. No quiero relacionarme con gente que miente a los demás.

Agaché la cabeza avergonzada.

Yo: Si quieres no me hables más, pero solo déjame que te lo explique  y te vas.

Se lo pensó por espacio de unos segundos y asintió.

Terminé de abrir la puerta de mi casa y la invité a pasar.

Yo: Mamá, ya estoy en casa.
Cath: Hola, cariñ… ¿Quién eres? – Dijo sonriente.
Vicky: Me llamo Vicky Jones. Soy la vecina de al lado, voy al colegio con Taylor.
Cath: Ah, qué bien. Bueno, os dejo que voy a seguir haciendo la comida.

Mi madre entró en la cocina y nosotras subimos las escaleras. Nada más entrar en mi cuarto, ella se sentó en la cama y yo en la silla de mi escritorio.

Vicky: Bonita habitación. - Dijo mirando a su alrededor. A decir verdad me gustaba como quedó mi cuarto.
Yo: Gracias.
Vicky: Bueno, explícame.
Yo: Verás… Vine a esta ciudad por motivos de trabajo de mi padre. Es verdad que trabaja en una empresa de moda, pero no es el jefe; es el repartidor. Se encarga de repartir todas las prendas a diversas tiendas. Y no estoy avergonzada del estatus de tengo… para nada. Pero eso no lo pensaría la gente de ese colegio. Ellos me querían ver estudiando en un buen instituto y… me hice pasar por quien no era por eso. No soportaría que me reprocharan que no tenga la misma cuenta bancaria que ellos.
Vicky: Y es mejor mentir, ¿no?
Yo: No me juzgues, Vicky. Pues por lo que tengo entendido, tú también te haces pasar por alguien que no eres.
Vicky: Pero eso es diferente, Taylor.
Yo: No lo es, y lo sabes…

Nos quedamos en silencio un buen rato.

Vicky: Vale… lo siento.
Yo: Pero por favor, no digas nada.
Vicky: Tranquila, tu secreto está a salvo conmigo.

Ambas sonreímos.

Yo: Gracias.
Vicky: Ahora dime,  ¿Cómo aguantas a Stella?
Yo: No lo sé…
Vicky: Ni yo, está todo el día mandando órdenes. Es odiosa. ¿Por qué vas con ella?

Me encogí de hombros, pues no sabía que responder.

Yo: ¿Te apetece quedarte a comer? – Dije sonriéndole.
Vicky: Me encantaría.

La media mañana pasó tranquila y sin complicaciones. Vicky y yo habíamos la habíamos pasado juntas. Estuvimos en mi habitación escuchando música y contándonos cosas sobre nosotras. Ojalá fuese con ella en los recreos, era diferente a las demás. No era como Stella que estaba todo el día mandando e insultando para poder sentirse mejor consigo misma. Pero las cosas no eran así de fáciles.

Vicky se tuvo que ir ya a su casa, pues su madre ya la estaba llamando. Tenía ciertas vibraciones que llegaríamos a ser grandes amigas. Y no solo nosotras dos, si nos nuestras familias. En un futuro nos veía cenando en día de acción de gracias o navidad con ellos.
El resto del día pasó monótono y efímero. Me fui a la cama temprano, ya que mañana ya tenía que volver a mi rutinaria vida cual estaba incluida el instituto.

POV Vicky.

Acaba de llegar de casa de Taylor. Esa chica era simpática y diferente. Intenté hacer el menor ruido posible para que nadie me preguntara dónde y con quién había estado, pues no tenía respuestas verdaderas a ambas preguntas. Le había prometido a Taylor que no diría nada sobre donde vivía ni quiénes eran sus padres. Pero como siempre, la suerte nunca está de mi lado.
Danny apareció de repente por el pasillo con una sonrisa pilla. Cerré los ojos y encogí los hombros cruzando los dedos para que no me preguntara la pregunta que más temía en estos momentos.

Danny: ¿Dónde estabas?

Mierda, ¿Por qué tendré tan mala suerte? ¿Por qué?

Yo: Eh… en ninguna parte.
Danny: Ya… ¿Con quién?
Yo: Yo… yo sola.

Lo malo que había en mí es que no sabía mentir, y menos a mi hermano. Me intimidaba su mirada. Raro, pero cierto.

Danny: ¿Por qué me mientes? – Dijo alzando una ceja.
Yo: No miento.
Danny: Ya, y yo me chupo el dedo.
Yo: En cierto modo… sí lo haces.
Danny: ¡Lo hice una vez y era porque tenía una pesadilla! – Me miró de manera amenazante por haberle recordado escena tan bochornosa para un chico de dieciséis años.
Yo: Ya… seguro.- Solté una carcajada.
Danny: Pero no me cambies de tema. Dímelo, sabes que no diré nada a mamá ni papá.
Yo: Olvídame, Danny. – Dije abriendo la puerta de mi cuarto.
Danny: Lo descubriré, ya lo sabes.- Fue lo último que oí antes de que cerrase la puerta de mi habitación para que así, no me acabara sacando todo, como siempre pasa.

En el resto del día no salí, pese a que Carrie y Tom me llamaron para ir al cine. No me apetecía mucho, ya que me dolía levemente la cabeza.

Me fue a la cama temprano y para mañana por lo menos saber que dicen los profesores. 
El despertador sonó y di un brinco en la cama para levantarme de un salto de ella. Fui directamente a mi armario y me vestí. Simplemente unos pantalones y una sudadera. Los iba a echar de menos, ya que el colegio quería poner uniforme y a decir verdad, no me apetecía nada llevar una falta con medias. 

Bajé las escaleras para ir a coger mi desayuno, cual lo constituía una donuts y un zumo de naranja.

Yo: Buenos días.
Danny: Buenos días. ¿Has dormido bien?
Yo: Sí… ¿por?
Danny: Ay, no sé. Tal vez estabas pensando en la persona con la que estabas ayer.
Yo: ¿Todavía sigues con eso? Qué pasado eres…
Danny: Y más que lo seré. ¿Nos vamos? Estamos con cierto retraso.
Yo: Esto… ve tú, ya iré yo después.
Danny: Vale… - Dijo no muy convencido.

Cogió su donut y salió por la puerta de casa.

POV Taylor.

Como siempre, ya iba con cierto retraso cuando escuché el timbre sonar. Me puse la chaqueta apresuradamente y bajé las escaleras saltando los últimos tres escalones. Abrí la puerta con una y sonreí al ver de quien se trataba.

Yo: Buenos días, Vicky.
Vicky: Buenos días.

Salí del interior de mi casa y cerré la puerta tras de mí.

Vicky: ¡Venga! Anda más rápido que llegamos tarde.- Dijo tirando de la manga de mi chaqueta.
Yo: Voy, voy. 

sábado, 7 de enero de 2012

Capítulo 3.


-: Me da a mí que es al revés. – Dijo Danny.

Alcé una ceja.

Danny: ¿Te gusta la fotografía?
Yo: La amo.
Danny: ¿En serio? ¡Qué guay! Sácame una foto, a ver si es que sabes sacar buenas fotos.
Yo: Venga, posa.

Puso una mano en su cintura, abrió la boca y puso la mano en frente. Subió su pierna derecha y empezó a pestañear rápidamente.

Saqué la foto y me empecé a reír al verla.

Danny: A ver, a ver. – Dijo acercándose a mí.
Yo: Mira.- Dije enseñándosela.
Danny: Eh, pues no salgo ni tal mal… Es verdad es que sabes sacar buenas fotos.
Le sonreí.
Yo: ¿Y qué haces por aquí?
Danny: He venido a pasar el tiempo. Es sábado y no tengo nada que hacer en casa.
Yo: Ah, bien.
Danny: ¿Y tú?
Yo: Lo mismo.
Danny: ¿Te apetece dar una vuelta por el parque y seguimos sacándonos fotos?
Yo: Me apetece.- Dijo sonriendo de medio lado.

A medida que íbamos paseando por el parque, Danny quería sacarse una foto en cada esquina. Teníamos ya como cincuenta fotos saliendo los dos con caras extrañas. Nos sentamos en un banco que teníamos a la derecha y empezamos a hablar para conocernos mejor.

Danny: Así que de Plymouth, eh.

Asentí.

Yo: ¿Y tú eres de aquí?
Danny: Sí, nací aquí.
Yo: ¿En este parque? – Dije bromeando.

Negó con la cabeza sonriendo junto con una carcajada que salió de su garganta.

Danny: Eres diferente. - Le miré dudosa a los ojos. – A ver, no en el mal sentido… Si no que no eres como las típicas chicas del colegio.
Yo: ¿Entonces? – Pregunté curiosa.
Danny: No sé… ellas tienen tanto dinero que de alguna forma, las va comiendo la cabeza poco a poco. Y en cambio tú, eres diferente a todo eso. Eres simpática, divertida, haces bromas de las cuales a veces no sabes si reír o llorar. – Soltó una carcajada.-  No te importa la apariencia ni el dinero que puede llegar a tener los demás. – Sonrió.- A eso me refería.
Yo: Eh… no… no sé qué decir.- Mis mejillas  se tornaron rojizas.
Danny: No hace falta que digas nada.- Dijo sonriendo.- Suelo decir todo lo que pienso de las personas… a veces.- Se quedó pensativo.
Yo: ¿A veces?
Danny: Es una larga historia y a la vez difícil de explicar. Pero algún día te la contaré. Te lo prometo.

Asentí.

Danny: ¿Y cuál es tu color favorito? Dime que el rosa no, por favor.
Yo: El rosa. – Dije mirándole serie mientras su cara reflejaba preocupación.- Hahaha, no. Es el azul, odio el rosa.
Danny: Uff.- Suspiró aliviado.- ¿El azul? ¡El mío también!
Yo: ¿En serio? Guay. – Dije sonriendo.
Danny: Ahora pregunta tú.
Yo: Em… Comida favorita.
Danny: Muy típico, pero las hamburguesas. ¿El tuyo?
Yo: Macarrones.
Danny: Bien. ¿Te dejaste a alguien en Plymouth? Novio y eso.- Dijo curioso.
Yo: Eh, cotilla. – Dije dándole un leve puñetazo en el hombro.
Danny: Anda, contesta.- Dijo insistiendo.
Yo: No.
Danny: No, ¿Qué?
Yo: Que no he dejado a nadie en Plymouth.
Danny: Vale.- Dijo dejándose ver cierta sonrisa.
Yo: ¿Te gusta alguien?
Danny: Em… - Se quedó pensativo.-  no. ¿A ti?
Yo: No. – Contesté rápidamente.

Su móvil empezó a sonar.

Yo: Cógelo, no me importa.

Danny: Vale.- Descolgó. – Hola, Stella… ¿Esta tarde? ¿A qué hora?... ¿Te paso a recoger a casa?... Vale, hasta luego… Y yo. – Colgó.- Era Stella, quiere que quedemos para ir al cine esta tarde.
Yo: Oh, vale. – Dije asintiendo.
Danny: Lo siento, pero me tengo que ir. Nos vemos, eh. – Sonrió amablemente.
Yo: Claro.
Danny: Y quiero que te pases por mi casa cuando tengas las fotos reveladas, que quiero verlas.- Dijo giñándome un ojo a lo que yo asentí enrojeciéndome levemente.

Empezó a correr a través del parque y yo me senté en un banco mirando todas las fotos ambos nos habíamos sacado.

Miré la hora que era y me dispuse a andar a mi ritmo hasta llegar a casa. Me colgué la cámara del cuello al entrar en mi calle para así poder coger las llaves que tenía en el bolsillo. Cuando iba a meter la llave en la cerradura escuché una voz procedente detrás de mí.

-: Imposible.