Me di la
vuelta lentamente, con miedo a pensar quien era ese sujeto. Un chico moreno,
con unos ojazos azules me miraba con la duda reflejaba en sus ojos.
Yo: ¿Querías
algo? – Dije intentando parecer lo más amable posible.
-: Me suenas
de algo. ¿Te he visto alguna vez? – Dijo frunciendo el ceño.
Le miré por
un espacio de tres segundos y fue ahí donde me di cuenta de quién era. Oh,
mierda. Era el chico a quien ayudé a que levantase después de una desagradable
cita que tuvo con el suelo.
Yo: No, lo
siento… Tal vez me has confundido con alguien. Soy la nueva.
-: Oh, puede
ser. Por cierto, me llamo Danny. ¿Y tú?
Yo: Taylor.-
Dije con una sonrisa.
Vicky, mi
compañera de mesa, entró por la puerta seguida del profesor.
Profesor: Chicos,
silencio. – Dijo a un tono elevado para que todos se callasen.- Bien, ahora
vamos hacer un experimento llamado ‘El vaso extintor’.
El profesor
nos explicó como se hacía e hizo una demostración de tal experimento para que
después lo pusiéramos en práctica con nuestro compañero de laboratorio.
Vicky y yo
empezamos a hacer el trabajo concentradas, cuando otra vez la cabeza de ese
chico llamado Danny, se coló entre las nuestras mirando.
Vicky: ¿Qué
quieres, Danny?
Danny:
Mirar, no sé como coño se hace esto.
Vicky: Pues
haber atendido, mamón.
Danny: No me
llames mamón.- Dijo dándole una colleja a Vicky.
Vicky:
Serás…
Yo: ¿Desde
hace cuánto os conocéis? Es que tal y como os tratáis parece que tenéis mucha
confianza, ¿no?
Los dos se
miraron entre sí y segundos después, estallaron de risa.
Yo: ¿Qué
pasa? ¿He dicho algo gracioso?
Vicky: Haha, no. Solo es que… nos conocemos
más de lo que nos gustaría.
Danny: Es mi
hermana, Taylor.
Yo: ¿Sois
hermanos? ¡Dios santo! Si no os parecéis.
Vicky: Lo
sé, a veces dudo que sea adoptado. ¿No ves lo mamón que es y lo lista que soy
yo?
Danny: Anda,
no te pases. Sabes que soy el más listo de los dos.
Vicky: Estás
repitiendo.
Danny: Va,
eso es que me tienen manía los profesores.
Vicky:
Déjalo anda, que quiero acabar esto y ganar un positivo.
Danny se
sentó en su asiento de nuevo y siguió su proyecto con su compañera de mesa.
Tenía el pelo rubio y rizado con los ojos castaños.
Vicky y yo
logramos acabar el experimento y nos ganamos dos positivos por parte del
profesor.
Profesor: Sé
que es un poco pronto pero voy a tener que mandaros un trabajo. Va a ser en
parejas y no, las parejas son vuestros compañeros de mesa. – Se escuchó un ‘jo’
procedente de toda la clase.
Repartió una
hoja para cada pareja y el timbre sonó. Stella y sus amigas vinieron
directamente a mi mesa.
Stella:
Vamos Taylor, no te vayas a contagiar.- Dijo mirando a Vicky.
Vicky: Mira
Stella, me tiene h…
Danny:
Chicas, ya. – Dijo interrumpiendo a Vicky. – Stella cariño, vamos al recreo.
Stella:
Vale, pero solo porque me lo dices tú, eh.- Dijo con una tonta sonrisa y
enrollándose con el dedo un mechón del pelo.- Vamos, Taylor.
Me levanté
de la silla con la cabeza baja.
Vicky:
Taylor, ¿Cómo quedamos para el trabajo? – Dijo rápidamente antes de que me
fuera.
Yo: Hoy en
tu casa a las cuatro. Dame tu
dirección.- Dijo tendiéndole un papel.
Me apuntó su
dirección y me llevé el papel antes de que Stella me agarrase del brazo y se
arrastrase hasta la puerta. Una vez en
el patio, nos sentamos en unas escaleras que había debajo de la estatua del
fundador del colegio. Stella se sentó en
el medio y Amanda y Hannah se sentaron a su lado.
Stella:
Hannah, levántate para que se siente Taylor.
Yo: No hace
falta, Stella. Me siento a su lado.
Stella: No,
déjala. La viene bien que haga un poco de ejercicio levantándose.
Hannah tenía
adornando su cara una triste sonrisa. Se levantó y se sentó unos centímetros
más a la derecha para que me pudiese sentar yo. No me gustó la forma en la que
trató a Hannah, ella no se merecía eso. Me sentía mal conmigo misma, pese a que
el daño lo hizo Stella.
El resto del
día pasó rápido y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba en mi casa
preparándome para ir a casa de Vicky a hacer el trabajo. Stella me había
advertido que no estuviese mucho tiempo allí, pues acabaría cogiendo confianzas
y era una mala persona.
Salí de
casa. Diez metros más estaba en la suya, vivía justamente a mi lado. Casi
podíamos pasar de una casa para otra con un simple salto desde mi ventana hasta
la suya. Llamé el timbre
y esperé aproximadamente un minuto para que después, me abriese una señora con
el pelo rubio y ojos azules.
-: Debes de
ser Taylor.- Dijo sonriente.- Vicky está arriba. Sube las escaleras y la
primera habitación a la izquierda.
Yo: Muchas
gracias.
Pasé al
interior de la casa. Bien amueblada y muy acogedora. Subí de dos en dos las
escaleras hasta llegar a un pasillo largo y estrecho. ¿Qué habitación me había
dicho? ¿Derecha o izquierda? Va, juraría que era la derecha. Di dos
toques a la puerta hasta esperar a que me abriese Vicky. Era la primera vez que
iba a su casa y no iba a entrar a su habitación sin más. Esperé un par de
minutos pero seguía sin abrirme. Por lo que opté en entrar en la habitación.
Giré el pomo y abrí la puerta, entrando en el interior de la habitación.
Miré a mí
alrededor y no era muy femenina que digamos. Era azul, con varios pósters de
Bruce Springsteen colgados en la pared. Miré hacia el otro lado de la
habitación y estaba el escritorio con muchos papeles sobre la mesa. En sí, la habitación
estaba desordenadísima. No sé cómo iríamos a estudiar entre tanta mierda.
Escuché
detrás de mí un carraspeo de garganta y me asusté. Me giré rápidamente y vi a
Danny mirándome una vez más extrañado. Al verle, expulsé todo el aire que
contuve en los pulmones para no gritar sonoramente.
Danny:
¡Haha, otra vez te he asustado!
Yo: Como
para no…
Danny:
Tendré que plantearme eso de operarme la cara… debo ser feísimo para que de las
dos veces que hago lo mismo te asustes.
Me encogí de
hombros.
Danny: Por
cierto, ¿Qué haces aquí?
Yo: Eh…
pues… pensé que esta era la habitación de Vicky.
Danny: Entiendo. Pero es la de enfrente, rubia.
Yo: Ya me he
dado cuenta, como no le guste Bruce y tenga gusto de chicos…
Danny: Ya,
bueno. ¿A ti también te gusta Bruce?
Yo: Gustarme
es poco.
Danny: ¿¡En
serio!? – Dijo asombrado.
Yo: Sí. –
Dije tímidamente - ¿Por?
Danny: Eres
la única chica, aparte de mi hermana, que le gusta Bruce. Eres increíble, tía. –
Dijo sonriendo de medio lado.
Se me
subieron los colores y mostré una pequeña sonrisa.
Yo: Bueno,
me voy al cuarto de Vicky y… lo siento por la invasión a tu espacio.
Danny: No
hay problema, puedes invadirme cuando quieras, haha.
Salí del
cuarto avergonzada, mucho. Danny parecía una persona simpática y muy dulce. Di
dos toquecitos a la puerta y esperé a que me abriese. A saber si esa tampoco
era y entraba en la de sus padres, o en el baño…
Esta vez sí
que era la suya. Me recibió con una sonrisa.
Vicky:
Pasa.- Dijo extendiendo el brazo como señal a que podía entrar.
Miré a mi
alrededor y su habitación era de un color verde claro. Tenía una estantería con
montones y montones de discos de varios grupos y algunos que otros pósters
colgados en las paredes de su cuarto. A un lado estaba su cama y justo en
frente el escritorio. A diferencia al de Danny, todo estaba ordenado y en su
sitio.
Las dos nos
sentamos en las sillas y comenzamos a hacer nuestro trabajo de química. Era muy
extenso, así que lo dejamos a medias y decidimos acabarlo el fin de semana.
Vicky: Creo
que nunca he trabajado tanto química como hoy.- Dijo quejándose.
Yo: Haha, lo
mismo digo.
Vicky: Y
bueno, ¿Cómo te defiendes en Londres?
Yo: De
momento voy bien… Logro llegar a todo sitio donde me propongo, pero no mucho
más lejos que donde vivo.
Vicky:
¿Dónde vives?
Yo: Eh… en Oxford Street. (Es inventada)
Vicky: Ah,
sí. Sé donde está. Tus padres deben tener mucho dinero, ¿no?
Yo: Más o
menos. Mi padre trabaja en… una empresa de moda.
Vicky: Ah,
interesante.
Yo: ¿Y los
tuyos?
Vicky: Mi
padre trabaja en una cadena de hoteles.
Asentí.
Eran las
siete de la noche y las tripas me empezaban a rugir.
Yo: Ya va
siendo hora de que me vaya…. Es tarde y seguro que mi madre ya se estará
preguntando donde estoy.
Vicky: ¿No
te quieres quedar a cenar? Seguro que mi madre ha hecho comida de sobra, como
siempre.
Yo: Oh,
gracias, pero mejor que no… No quiero ser molestia.
Alguien
llamó a la puerta. Las dos giramos la cabeza para ver de quien se trataba.
Vicky: ¿Qué
quieres, Danny?
Danny: Mamá
dice que si Taylor se quiere quedar a cenar.
Vicky: ¿Ves?
Venga, quédate.
Yo: No sé…
Danny:
Vicky, ¿Qué te he dicho? Estas cosas no se preguntan, se obligan. Tú te quedas
y punto en boca.
Yo: Vale.-
Dije vencida.
Vicky:
Bien.- Dijo con una sonrisa.
A decir
verdad, Vicky era una chica muy agradable y me lo pasaba bien con ella. No sé
el problema que tenían Stella y ella.
Salimos de
la habitación de Vicky y los tres bajamos las escaleras hasta llegar al salón.
Una vez allí vi patatas fritas con un filete sobre la mesa. Nos sentamos en la
mesa y su padre llegó mientras metíamos la primera patata frita en la boca.
Padre: Anda,
visita. ¿Quién eres? – Dijo amablemente.
Yo: Me llamo
Taylor, Taylor Evans.
Padre: Un
placer. – Dijo sentándose también en la mesa.
La cena
transcurrió amena y divertida, pues de vez en cuando alguien hacía alguna que
otra broma o contaba un chiste. Miré mi
reloj de pulso y era tarde. Mi padre estaría preocupada aún estando en la casa
de al lado. Me levanté de la mesa apresuradamente.
Yo: Muchas
gracias por la cena, estaba riquísima. Pero me tengo que ir ya, mis padres
estarán preocupados. Lo siento.
Madre: No
pasa nada, cielo. Cuando quieras puedes volver. – Dijo sonriente.
Vicky se
levantó también de la mesa y me acompañó hasta la puerta.
Vicky: Nos vemos en clase el lunes, Taylor.- Dijo con una sonrisa partida.
Me acerqué a
ella y la abracé.
Yo: Gracias
por todo.
Me di media
vuelta y me fui. Llegué a casa en menos de un minuto. Fui directamente al salón
para ver había alguien, pero estaba todo
desierto. Me acerqué hasta la cocina y vi un pequeño papal pegado en la puerta
de la nevera.
Tu padre y yo hemos salido a ver una
película. La comida la tienes en el microondas.
Mamá Xx.
Despegué el
post-it y los tiré a la basura. Subí hasta mi habitación donde preparé la
mochila para mañana para después caer rendida sobre las enormes garras de mis
sábanas y no despertarme hasta mañana las doce, pues sería sábado.
Al día
siguiente.
Me desperté
animada, con ganas de hacer muchas cosas hoy. Me levanté de la cama de un salto
y miré a través de mi ventanal. Mientras miraba, vi como alguien de la casa de
Vicky y Danny abría las cortinas de la ventana que daba justo en frente que la
mía. Me escondí entre las mías y asomé un poco la cabeza para ver de quién se trataba.
Oh, mierda. Tenía a la habitación de Danny justo en frente de la mía. Había
menos de dos metros de distancia entre él y yo. Cerré las cortinas rápidamente
evitando que me descubriese. Salí de la habitación para dirigirme a la cocina.
Me senté en la encimera mientras a la vez que cogía una galleta de un bote que
había encima de sí.
Yo: Buenos
días mamá.
Cath: Buenos
días, cariño. ¿Qué tal has dormido?
Yo: Bien.
Por cierto, ¿Y papá?
Cath:
Trabajando.
Yo: ¿Otra
vez? Pero si es sábado…
Cath: Ya losé,
cariño. Pero se lo requiere su jefe.
Yo: Lo sé…
Cath: ¿Qué
quieres comer hoy?
Yo: Me da
igual, todo lo que haces está bien.
Cath: Me
alagas, pero dime algo…
Yo: Ya se te
ocurrirá algo. Bueno, voy a cambiarme.
Cath: ¿Vas a
salir?
Yo: Sí, voy
a admirar algún que otro parque de Londres.
Cath: ¿A
sacar fotos otra vez?
Yo: Ajám.-
Dije dándole un mordisco a la galleta.
Cath: Ay.-
Dijo suspirando.- Tú y tú obsesión con las fotos.
Me carcajeé
a la vez que subía las escaleras. Entré en mi habitación y me puse unos
vaqueros con una sudadera de ‘Oxford’. Cogí mi cámara de mi estantería y salí
de casa.
Anduve por
las calles de Londres hasta llegar a un enorme parque llamado ‘Green Park’.
Encendí mi
cámara y admiré cada rincón de dicho
parque. Era enorme y precioso. Saqué fotos embellecedoras para los ojos.
Mientras miraba por la pantalla para poder sacar otra foto, pude ver una cara
cocina. Sonreí.
Yo: ¿A caso
me sigues?
Me gusta mucho :)
ResponderEliminarSíguela.