lunes, 20 de febrero de 2012

Capítulo 8.


Me quedé observándole mientras pensaba que contestarle.

Danny: Y bueno, ¿vas a responder? – Dijo curioso.
Yo: ¿Me acabas de preguntar si me gusta Cameron?
Danny: Sí. – Dijo firme.
Yo: Bueno, pues… No. Nunca me había fijado en él.
Danny: Vale. – Dijo asintiendo. – Solo era eso. – Pasó su brazo por mis hombros acercándome a su pecho a la vez que sonreía.

Llegamos a mi casa.

Yo: Si quieres pasa, solo le diré a mi madre que comeré en vuestra casa.
Danny: Da igual, yo paso.

Entramos a mi casa y fuimos a la cocina a la busca de mi madre. Pero en lugar de encontrarme a ella, me encontré a una pequeña nota color rosa que ponía que se había ido con mi tía a comer al centro de Londres.

Yo: Pues parece que no hace falta que la diga nada. – Dije tendiéndole la nota  Danny.

Él la cogió y la leyó.

Danny: Pues listo, vamos a mi casa que tengo un hambre. Mira, mira. Oye mis tripas.
Yo: A ver, aclárate. ¿Qué las mire o que las oiga?
Danny: Eres una tiquismiquis. – Dijo mirándome mal a la vez que negaba con la cabeza.

Una hora después ya habíamos comido y hecho el bobo junto a Vicky. Danny se fue a su cuarto para preparar el equipaje para el partido.

Vicky: ¿A qué horas has quedado con Stella?
Yo: A la cuatro y media.
Vicky: Pues va siendo hora de que te cambies y vayas. No la gusta esperar.
Yo: Vicky, ¿te puedo hacer una pregunta?
Vicky: Claro.
Yo: Espero que no te moleste pero… ¿Por qué Stella y tú os lleváis tan mal?
Vicky: Sabía que me ibas a preguntar eso.
Yo: ¿Tan predecible soy?
Vicky: No, pero tengo un sexto sentido, haha.

Sonreí.

Vicky: Pues verás… en realidad todo fue por un chico. Se llamaba Brandon y…
Yo: Vale, ya sé como sigue la historia.

En ese instante Danny bajó por las escaleras saltándolas de dos en dos.

Danny: Bueno chicas, yo me tengo que ir. ¿Segura que no quieres ir, Vicky?
Vicky: Segura. He quedado para ir al cine.
Danny: Vale, te veo allí, Taylor. – Dijo saliendo por la puerta y levantando la mano como despedida.
Yo: También va siendo hora que me vaya ya.
Vicky: Vale, esta noche hablamos, ¿no?
Yo: Claro. – Me levanté del sofá y salí de la casa de los chicos.

Entré en la mía corriendo para poder vestirme y llegar a tiempo. Tendría que plantearme mejor eso de tener una agenda para organizarme un poco mejor. No era bueno que siempre tenga prisa allá a donde voy.

Me puse unos pantalones vaqueros ajustados, una camiseta de manga boba y una chaqueta por encima. También cogí la bufanda por si hacía frío en el campo. Me peiné un poco y salí de casa.
Fui andando a paso rápido hacia el instituto. Por suerte no me pillaba lejos. Lo tenía a cuatro manzanas. Tras esperar cinco minutos en la puerta del colegio, un coche aparcó en la acera de enfrente y Stella salió de él.

Stella: ¡Taylor! – Dijo saludándome frenéticamente

Cruzó la calla mirando para ambos lados y al llegar, me abrazó.

Stella: Venga, vamos yendo que si no llegamos tarde.
Yo: Vale. Por cierto, ¿Qué tanto te interesa ver el partido?
Stella: A parte por Danny, que juega fenomenal, por Cameron y por ti, pillina.

Decidí callarme, pues sabía si decía algo me replicaría y empezaría a tocarme la vara.

Tras cinco minutos hablando de todas las cremas que se echaba en la cara, más que cremas serían potingues, llegamos al campo de fútbol. Como era de mi parecer, hacía frío, ya que de vez en cuando venía alguna que otra ráfaga de viento.

Stella y yo, además de muchos más espectadores, nos sentamos en la primera fila de las gradas a su petición.

El partido comenzó y a decir verdad, todos los que nuestro instituto jugaban muy bien.

Stella: Ay, ¿Has visto que bien juegan?
Yo: La verdad es que lo hacen muy bien.
Stella: Mira, mira. Van a marcar. – Dijo señalando a Danny y a Cameron que estaban ya en el área.

De pronto, Cameron chutó la pelota y marcó tal gol que hizo a todo el mundo a favor de nuestro equipo, claro está, que se levantasen con las manos arriba a la vez que saltaban y gritaban eufóricos. Yo me limité a aplaudir, igual que Stella.

Cameron miró hacia las gradas, concretamente donde estábamos ambas y me señaló mientras que un ojo me giñaba. ¿Me había dedicado el gol a mí? Oh… Y una vez más consiguió que me sonrojara y que la mayoría de los presentes fijasen su mirada en mí.

Stella me dio un codazo y empezó a reírse.

Stella: ¿No le vas a hacer nada? ¡Que te ha dedicado un gol!
Yo: ¿Qué haga el qué? – Dije negando con la cabeza.

Tras el gol de Cameron, el partido volvió a reanudarse. Entre pases, toques, tiros a puerta, pasó casi mitad del partido. Es más, ya estaba a punto de finalizar cuando mi buena suerte, notándose mucho la ironía, actuó otra vez sin que la diera permiso. Una patada mal dada del equipo contrario hizo que el balón ascendiese a los cielos cayendo exactamente donde estaba yo. 
Dándome golpe tan fiero en la cabeza que casi me tira para atrás si no llega a ser por Stella que me sujetó. ¿Por qué estas cosas siempre me pasan a mí?

La nariz me dolía, mucho. Hice una leve presión sobre ella y después observé que la palma de mi mano estaba impregnada de sangre.

Stella: Oh, mierda. Estás sangrando… Vamos abajo a la enfermería a que te den algo.

El árbitro finalizó el partido con la victoria de nuestro instituto. Todos saltaban y gritaban alegres por el resultado obtenido. Mientras que yo, estaba en la enfermería sentaba en una silla con un rollo de papel bajo el brazo para sacar de vez en cuando más cachos para posarlo sobre mi nariz y evitar que la hemorragia cesase. Stella miró al umbral de la puerta y sonrió descaradamente. También miré hacia la puerta y me puse nerviosa al verlo.

Stella: Bueno, os dejo solos. Voy a ir a ver a Danny.

Cameron se acercó a mí y con el dedo índice levantó mi barbilla para que le mirase a esos preciosos ojos verdosos, puesto que había agachado la cabeza al verle.

Cameron: ¿Estás mejor? Que vaya coscorrón te has dado, eh. – Dijo sonriendo de medio lado.
Yo: Sí, solo ha sido un balonazo, nada importante. – Encogí un hombro.
Cameron: Por lo menos pudiste ver el gol que te dediqué. – Dejó ver su hoyuelo.
Yo: Gracias por dedicármelo… No hacía falta. – Dijo entre cortada.
Cameron: Claro que sí. Así haré ver a todas esas chicas que estarán a fuera esperando a que salga que no pienso irme con ellas a algún McDonald’s.
Yo: ¿Lo has hecho solo para quitártelas de en medio? – Dije bromeando.
Cameron: ¡No! A ver… no me has entendido.
Yo: Haha, sólo bromeaba.
Cameron: Uf, menos mal. – Dijo algo aliviado.

Se fue acercando más y más  mí. Tanto que tenía su nariz casi rozando la mía. Notaba su aliento con olor a menta debido a que estaba comiendo un chicle, chocando contra mi cara. Suspiré mirándole a los ojos. Elevó la mano hasta posarla en mi mejilla, donde realizó una caricia casi imperceptible. Pero no llegamos a mucho más porque alguien carraspeó desde la puerta. Nos separamos rápidamente. Mierda.

2 comentarios:

  1. Acabo de empezar a leer tu novela y la verdad es que me ha encantado y quise comentar en este capitulo porque es el mas reciente y sdfgjsdlflsd me dejas queriendo mas...

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  2. uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuh uhuhuhuhuhuhuhuhuhuhuhuhuhuhuhu interesaaaaaaaaaaaaaaaaaaaantye

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